Lo que empezó como un caso aislado de suplantación en redes sociales terminó destapando una de las estafas sexuales más lucrativas de los últimos años en China. Jiao, un hombre de 38 años conocido en línea como “Sister Hong”, fue arrestado tras descubrirse que había ganado una fortuna engañando a más de mil hombres con una falsa identidad femenina.
Con peluca, maquillaje, filtros digitales y un modificador de voz, Jiao se hacía pasar por una mujer en redes sociales. Prometía encuentros sexuales gratuitos a cambio de pequeños regalos como leche, aceite o frutas que facilitaban la visita de sus víctimas a su vivienda. Lo que no sabían era que cada encuentro era grabado en secreto con cámaras ocultas.
El verdadero negocio estaba en la venta del contenido. Cada video era comercializado en sitios web para adultos por un promedio de 150 yuanes por grabación, es decir, unos 87.000 pesos colombianos. Según estimaciones preliminares de las autoridades, el acusado habría generado ingresos por cientos de miles de dólares, considerando que contactó a más de 1.600 hombres, de los cuales al menos mil fueron grabados sin consentimiento.
Aunque aún no hay una cifra oficial sobre las ganancias totales, fuentes cercanas a la investigación hablan de un esquema que movía millones de yuanes mensualmente. Los investigadores hallaron evidencia de transacciones constantes, almacenamiento en la nube y pagos desde distintas regiones del país, lo que confirma la magnitud y alcance del delito.
El caso ha provocado indignación nacional, no solo por el engaño, sino por la forma sistemática con que se monetizó la violación de la privacidad. Jiao enfrenta cargos por violación de la intimidad, producción y distribución de pornografía no consentida, fraude informático y riesgo sanitario, este último debido a denuncias de víctimas que, tras el contacto, dieron positivo para enfermedades de transmisión sexual.